1. Tu primer recuerdo de una película.

Con 7 añitos, cerrando los ojos mientras el Joker de Jack Nicholson sacaba la mano de la piscina de ácido sulfúrico sobre la que acababa de precipitarse. Evidentemente, la película era el primer Batman de Tim Burton. Esa noche no dormí demasiado bien.

2. Sonrisas y lágrimas: una comedia y un drama.

¿Y si en vez de decir una película por género digo una que combine ambos? ¿Y si en vez de decir una película ajena digo una en la que haya participado? ¿Eh? ¿No hay nadie que me lo prohíba? Pues, en ese caso, diré que mi Sonrisas y lágrimas particular responde al título de ¿Por qué se frotan las patitas? de Álvaro Begines; una película que se hizo con un cariño extremo, una pasión desbordante y una fe que no solo movió montañas, sino que también consiguió que Antonio Dechent cantara una canción de Triana en una calle de Sitges a las 3 de la mañana.

3. Esa película te encanta, pero te da vergüenza reconocerlo.

No sé si me encanta pero, si me la cruzo en la tele, me la como sin darme cuenta. La cosa en cuestión se titula ¿Conoces a Joe Black? No me atrevería a analizar el porqué de este hecho, pero sospecho que Claire Forlani tiene mucho que ver.

4. El mejor beso en una pantalla de cine.

No sé si es el mejor, pero el único que se me viene a la cabeza ahora mismo es el de James Stewart y Kim Novak en Vértigo, pero casi más que por el beso, es por la música de Bernard Herrmann. Esa música hubiera convertido en sublime un apretón de manos entre dos políticos.

5. El lugar más tenebroso (físico o no) que hayas pisado en una película.

Supongo que casi cualquier escalera de cualquier buena película de terror, empezando por la de El Exorcista. Los tópicos son tópicos porque se lo han ganado a pulso.

6. Esa frase de cine que te encanta decir en cuanto tienes la oportunidad.

Nunca la he utilizado pero os puedo asegurar que la tengo guardada para el momento adecuado: "Tu ego extiende cheques que tu cuerpo no puede pagar" de Top Gun.

7. La banda sonora que siempre se repite en tu cabeza.

Qué alivio haber respondido ya a esta pregunta: Vértigo de Bernard Herrmann.

8. La primera película que grabaste en VHS con cinta adhesiva para poder hacerlo sobre el original.

Regreso al futuro. Una de las grandes decisiones de mi vida.

9. ¿Qué personaje de cine te gustaría haber sido?

¿Para qué voy a andarme con rodeos cuando puedo decir Harry Callahan?

10. Un corto imprescindible.

7:35 de la mañana de Vigalondo. Qué gran idea.

11. Un libro de cine que no falta en tu mesilla de noche.

¿Puedo decir dos? ¿Eh? ¿Nadie dice nada? Eso es que sí. Pues, evidentemente, el primero sería la biblia de cualquier aspirante a director de cine: Cómo se hacen las películas de Sidney Lumet. Y también leo y releo Moteros tranquilos, toros salvajes de Peter Biskind, uno de esos libros que no puedes leer en una sala de estudio. Te expulsan por las carcajadas que sueltas. Hablo por experiencia propia.

12. John Ford vs. Howard Hawks. ¿Por quién apuestas?

Si yo fuera el árbitro borracho de este supuesto duelo, me olvidaría de todas las reglas y proclamaría vencedor a Howard Hawks solo por haber dirigido La fiera de mi niña.

13. Visité esta ciudad por la película?

No he visitado ninguna ciudad exclusivamente por eso, pero dar una vuelta por el desierto de Tabernas en Almería fue una auténtica revelación.

14. Un actor desaparecido al que habría que recuperar.
Creo que hay por ahí un tal Clint Eastwood, retirado hace unos años, que planea volver a lo grande. A ver si es verdad.

15. Un nuevo talento que no vas a perder de vista.

Pues hay un tipo que, además de buena gente, maneja una energía contagiosa, una sensibilidad imposible y un talento insultante (para el resto de los humanos, claro). Creo que lo conocéis bien por aquí. Su nombre, Jota Linares. Su mejor arma: ama al cine por encima de todas las cosas.

16. Mucho ruido y pocas nueces: una idea para sacar adelante la industria cinematográfica española.

¿Además de hacer buenas películas? Pues que jamás dejemos de apoyar a nuestros cortometrajistas desde todos los ámbitos posibles. No hay que olvidar que esas inigualables obras maestras de la historia que ahora reconocemos, en la mayoría de los casos, partieron de un tipo que quería aprender a hacer películas y al que dejaron desarrollar su talento.