opinión
22.03.2012
Los Cronocrímenes
por José Manuel Gómez
Aprovechamos el estreno de Extraterrestre para reseñar el anterior (y alabado) largometraje del director cántabro Nacho Vigalondo. Ciencia-ficción made in Spain de la mano de uno de los personajes más irreverentes de nuestro cine.
Héctor pasa una tarde de tranquilidad y sosiego en su casa de campo. Pero cuando Clara, su mujer, se marcha por un breve rato para buscar la cena, él divisa algo extraño en el bosque colindante: hay una chica desnudándose entre los matorrales. Asustado y a la vez cargado de curiosidad, Héctor va a buscarla para ver qué está ocurriendo. Entonces un hombre con la cara vendada y ensangrentada le ataca con unas tijeras y empieza a perseguirle. Huyendo, Héctor llega a una extraña mansión que hay en una montaña cercana. Allí alguien está realizando un asombroso experimento que tiene mucho que ver con todo lo que acaba de ocurrirle.
El director, guionista, actor y compositor cántabro Nacho Vigalondo alcanzó el reconocimiento definitivo en España y fuera de ella cuando, tras muchos años de rodar y guionizar cortometrajes, espacios televisivos y anuncios, su corto musical 7:35 de la mañana fue nominado a un Oscar en el año 2004. Su primer largometraje fue Los cronocrímenes y el segundo, Extraterrestre se estrena este viernes en salas. Ambos están enmarcados dentro del género de la ciencia-ficción.
Los cronocrímenes será, con el tiempo (si es que no lo es ya), un clásico del mediocre (salvo por honrosas excepciones) cine fantástico español moderno. No es para menos, ya que con un presupuesto bastante reducido, con un plantel de intérpretes mínimo (cuatro) y en un escenario también mínimo, desarrolla una divertida, ágil y sorprendente trama con base de thriller en la que un hombre se enfrenta a sí mismo y a sus propias decisiones a través del tiempo -en un solo día-.
Un genial Karra Elejalde ve su vida convertida en un infierno cuando encuentra en el bosque que hay al lado de su casa a una chica desnuda aparentemente muerta y a un hombre con el rostro cubierto de vendajes ensangrentados que empieza a perseguirle con unas tijeras. A partir de aquí comienza una delirante y bastante original odisea temporal muy bien hilvanada desde el primer hasta el último momento, en la que el director, con tanta seriedad como humor (hay momentos de verdadero humor negro muy conseguidos), juega a, precisamente, jugar con el espectador: el filme da vueltas constantes a la misma trama y va a añadiendo sin cesar nuevos puntos de vista de los mismos hechos hasta conformar una unidad inteligente e ingeniosa, con muy pocas trampas de guión (las tiene, pero son pequeñísimas) y con alguna laguna argumental sin demasiada importancia (siempre queda abierta la posibilidad de retroceder mucho más atrás en el pasado para lograr que nada hubiese ocurrido). El desenlace abierto (porque está claro que la vida del protagonista tendrá nuevas sorpresas ya en la 'línea temporal real') resulta adecuado, así como el misterioso inicio (marcado por una magnífica y terrorífica persecución en la noche) y las correctas dosis de drama, de filme de suspense y de homenajes al género de los asesinos en serie.
En el reparto también destaca el propio Vigalondo en el papel de un hombrecillo mediocre con aires de grandeza científica, la exuberante Bárbara Goenaga y Candela Fernández, con papel menor pero muy bien ajustada. Los cronocrímenes es un excelente debut que insufla un soplo de aire fresco a un cine fantástico español moderno que, a pesar de los evidentes esfuerzos de sus abanderados por hacer obras dignas, viene demasiadas veces cargado de películas fallidas o directamente horripilantes.
Héctor pasa una tarde de tranquilidad y sosiego en su casa de campo. Pero cuando Clara, su mujer, se marcha por un breve rato para buscar la cena, él divisa algo extraño en el bosque colindante: hay una chica desnudándose entre los matorrales. Asustado y a la vez cargado de curiosidad, Héctor va a buscarla para ver qué está ocurriendo. Entonces un hombre con la cara vendada y ensangrentada le ataca con unas tijeras y empieza a perseguirle. Huyendo, Héctor llega a una extraña mansión que hay en una montaña cercana. Allí alguien está realizando un asombroso experimento que tiene mucho que ver con todo lo que acaba de ocurrirle.
El director, guionista, actor y compositor cántabro Nacho Vigalondo alcanzó el reconocimiento definitivo en España y fuera de ella cuando, tras muchos años de rodar y guionizar cortometrajes, espacios televisivos y anuncios, su corto musical 7:35 de la mañana fue nominado a un Oscar en el año 2004. Su primer largometraje fue Los cronocrímenes y el segundo, Extraterrestre se estrena este viernes en salas. Ambos están enmarcados dentro del género de la ciencia-ficción.
Los cronocrímenes será, con el tiempo (si es que no lo es ya), un clásico del mediocre (salvo por honrosas excepciones) cine fantástico español moderno. No es para menos, ya que con un presupuesto bastante reducido, con un plantel de intérpretes mínimo (cuatro) y en un escenario también mínimo, desarrolla una divertida, ágil y sorprendente trama con base de thriller en la que un hombre se enfrenta a sí mismo y a sus propias decisiones a través del tiempo -en un solo día-.
Un genial Karra Elejalde ve su vida convertida en un infierno cuando encuentra en el bosque que hay al lado de su casa a una chica desnuda aparentemente muerta y a un hombre con el rostro cubierto de vendajes ensangrentados que empieza a perseguirle con unas tijeras. A partir de aquí comienza una delirante y bastante original odisea temporal muy bien hilvanada desde el primer hasta el último momento, en la que el director, con tanta seriedad como humor (hay momentos de verdadero humor negro muy conseguidos), juega a, precisamente, jugar con el espectador: el filme da vueltas constantes a la misma trama y va a añadiendo sin cesar nuevos puntos de vista de los mismos hechos hasta conformar una unidad inteligente e ingeniosa, con muy pocas trampas de guión (las tiene, pero son pequeñísimas) y con alguna laguna argumental sin demasiada importancia (siempre queda abierta la posibilidad de retroceder mucho más atrás en el pasado para lograr que nada hubiese ocurrido). El desenlace abierto (porque está claro que la vida del protagonista tendrá nuevas sorpresas ya en la 'línea temporal real') resulta adecuado, así como el misterioso inicio (marcado por una magnífica y terrorífica persecución en la noche) y las correctas dosis de drama, de filme de suspense y de homenajes al género de los asesinos en serie.
En el reparto también destaca el propio Vigalondo en el papel de un hombrecillo mediocre con aires de grandeza científica, la exuberante Bárbara Goenaga y Candela Fernández, con papel menor pero muy bien ajustada. Los cronocrímenes es un excelente debut que insufla un soplo de aire fresco a un cine fantástico español moderno que, a pesar de los evidentes esfuerzos de sus abanderados por hacer obras dignas, viene demasiadas veces cargado de películas fallidas o directamente horripilantes.
José Manuel Gómez
Málaga. 1983. Ha trabajado como periodista en Canal Sur y La Opinión de Málaga y como cooperante en la República Dominicana en el verano de 2007. Ha estudiado inglés en Irlanda y Sudáfrica y francés en Canadá. Ama el cine, la literatura y el cómic y vive para vivir.
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