opinión
08.03.2013
Atropellado anecdotario de una mujer en el cine
por Melina Frías
Tienen que pasar varias cosas para que una mujer decida trabajar haciendo cine. Y luego tienen que pasar otras muchas más para que lo haga durante años. A mí me pasó una sola, y es que en realidad nunca pensé en hacer películas. Quise ser corresponsal, pero empecé a ser enfermera y me licencié en un hospital. Luego me rodeé de hombres y hoy, Día de la Mujer, me acuerdo con especial cariño de todos aquellos que quisieron, forzaron y/o me ayudaron -cada uno a su manera, sí- para que hoy día haga y pueda hablar de lo que hago y sea tan feliz. Va por ustedes.
Empecé a trabajar como eléctrico un buen día de 2007, ¡no porque mi madre falleciese! Que también. Sino porque a mi padre le pareció un buen momento ése para dejarme en la calle y sin absolutamente -bueno, a decir verdad me dio atún y pasta de dientes- nada. ¡Empecé muy bien! No me dio tiempo ni a protestar cuando se apareció un genio de las lámparas que me concedió un trabajo como técnico de iluminación y dos opciones: decir que sí o dejar de comer. Fácil. Así que sí a todo y en el momento de mi vida que menos me apetecía salir a la calle, me aventuré a viajar con otros quince tíos dentro de una caravana, montando conciertos y lloriqueando por plazas de toros de toda España y olé, donde éramos cincuenta personas y yo, casi siempre, la única mujer.
Desde entonces y hasta ahora he sido estudiante, profesora, limpiadora, regidora, camionera, attrezzista, camarera, maquilladora, ocupa y madrugadora 'una hartá'. Y un desastre, que también he sido. Me desvié la nariz de un cabezazo y por poco me quedo sin coche por una producción. Pero tres años más tarde estaría en Londres colgando focos para los mini-personajes animados de Tim Burton, -Frankeenwinnie, 2011- y tapándome la cara con una mano para que nadie viese lo 'coloraíta' que me ponía pidiendo un ND del 3 por walkie, con mi refinado acento gaditano en inglés. ¡Como si por walkie se viesen las 'carapanes' del equipo ¡vamos! En este tiempo aprendí inglés con los guardaespaldas de Johnny Deep, he jugado a la gallinita ciega con Javier Bardem, y Tom Hanks, por su parte, se ha partido la caja por verme resbalar y caer de espaldas al suelo, 'todita-entera-patrás' justo en frente de él -Cloud Atlas, 2011-.
Como ven, genios y figuras he conocido varios y he pasado años rodeada de hombres en su gran mayoría. Pero en su gran mayoría y para suerte mía, grandes hombres. Sin embargo luces no es lo que más he puesto durante este tiempo, porque hay otra cosa que también hago, y que me guste o no, la hago durante más horas seguidas y me sale mejor. Se llama "producción". Y se conjuga organizando, oficinas, auxiliares, exteriores y plató. He coordinado camiones, multas, grúas, conductores, tanques de guerra, motores, bocadillos, pinchazos, coches de lujo y actores. He cortado calles, he cortado el bacalao y he callejeado durante horas buscando dónde rodar. He gestionado permisos y permitido que me paguen mal. He ahorrado pasta, he gastado millones, he redactado contratos, he contratado aviones. He rodado con toros, he toreado cabrones. He desglosado guiones, he perdido desgloses y he contratado doscientos walkies y he hablado por tres a la vez. En italiano y en inglés. En Transportes, Localizaciones, en Inglaterra y en Madrid. En francés, en Italia, en el Líbano y París. En portugués, en la parra, en Suiza, en Casablanca, aquí en Chile y en Pekín. Lo mismo un roto que un 'descosío', lo mismo cine que teatro que un programa de televisión. Que cambio el plan de rodaje, que estoy siempre de viaje, que te conduzco, te llevo y llevo la figuración.
Figúrate. Lo que son las cosas, que la culpita de todo esto la tiene un hombre también, que cuando yo tiraba mangas y repartía corrientes, quiso que echara un cable pero en el equipo de Producción. Recuerdo que no sabía ni muy bien lo que era eso ni lo que dije al teléfono después. Pero la verdad es que no me importaba en qué departamento me clasificaran los listados de equipo más tarde: sería mi primera peli, y eso sí que era importante.
Ahora que películas he hecho varias y lo importante son otras historias, me dispongo a redactar 12 curiosidades, una por película. Y es que no ha pasado tanto tiempo pero he aprendido muchas cosas, ¡que luego he retenido pocas! Tengo que decir. Pero si hay una que tengo presente y me acompaña al set cada día es, que el cine está hecho por personas: por todas y por cada una de esas personas maravillosas que me he cruzado en las oficinas, teatros y sets de rodaje de otros y de este país. Y por los que merece la pena vivir y escribir todo este despropósito de anécdotas que a estas alturas de la película no me da vergüenza compartir.
Felicidades a todos los trabajadores del cine. Felicidades a todas esas mujeres increíblemente trabajadoras sin las que no hubiese sobrevivido, pero del verbo sobrevivir. Supermujeres que llevan la oficina a casa y en la oficina se dejan la piel, que dirigen, son actrices y que decidieron ser: maquinistas, cámara, eléctricos, y otras que lo van a ser. Vestuaristas, maquilladoras y mujeres luchadoras: Enhorabuena a todas. Pero sobre todo, mi más sincera felicitación, hoy que es nuestro día, a todos aquellos hombres de cine que consiguen hacernos sentir embajadoras, reinas y jefas, todo a la vez, con un cariño y un respeto que bien merecerían 120 minutos de créditos y agradecimiento sincero. Y yo me quito el sombrero en especial por aquellos que han hecho que hoy celebre mi día por ser trabajadora de esta industria. ¡Y que nadie se haga el loco que aquí todo el mundo sabe cuando se está hablando de uno mismo! Y que levante la mano el que piense lo contrario y que haga un comentario el que se haya estrellado como yo. ¡Y que cuente una anécdota! O dos. Y nos riamos mil cien. Que el cine sin las personas es como ver un largo de pie.
Y es que las películas se hacen ante, bajo, cabe, con, por y para las personas. Y si no, no estaríamos hablando de cine ni distribuyéndolo aquí. Porque yo de cine no sé. En el cine, soy la típica que llega con los tráilers empezados y compro tantas palomitas que no veo la pantalla bien. Mi nombre es Melina, soy andaluza y tengo, para que me conozcan, la trayectoria más entrañable y lamentable de la historia del cine mundial. No soy cinéfila, soy 'apretá'. Duermo poco, hablo mucho y yo de alfombras rojas no entiendo, ni retengo el nombre de los actores que todo el mundo conoce fetén. Y soy la típica también, que va y le pregunta a Bill Nighy: ¿Dónde está Bill Nighy?
Trabajo haciendo cine desde hace 5 años y a este cine soy la primera en llegar. ¿La película? Aquella descalabrada y trepidante aventura en la que se convierte tu vida. La increíble vida del buen y bien desaventurado Ayudante de Producción.
Feliz día de la Mujer. Lo vamos a celebrar en grande dentro de unos días. Que lo pasen ustedes bien. Y que vuelvan por aquí cuando vayan al cine o cuando vuelvan del cine, o cuando no sepan bien qué ver. Y que tengan bonita semana, en la semana que estén.
Rodaje de Fast&Furious [2012]
Empecé a trabajar como eléctrico un buen día de 2007, ¡no porque mi madre falleciese! Que también. Sino porque a mi padre le pareció un buen momento ése para dejarme en la calle y sin absolutamente -bueno, a decir verdad me dio atún y pasta de dientes- nada. ¡Empecé muy bien! No me dio tiempo ni a protestar cuando se apareció un genio de las lámparas que me concedió un trabajo como técnico de iluminación y dos opciones: decir que sí o dejar de comer. Fácil. Así que sí a todo y en el momento de mi vida que menos me apetecía salir a la calle, me aventuré a viajar con otros quince tíos dentro de una caravana, montando conciertos y lloriqueando por plazas de toros de toda España y olé, donde éramos cincuenta personas y yo, casi siempre, la única mujer.
Desde entonces y hasta ahora he sido estudiante, profesora, limpiadora, regidora, camionera, attrezzista, camarera, maquilladora, ocupa y madrugadora 'una hartá'. Y un desastre, que también he sido. Me desvié la nariz de un cabezazo y por poco me quedo sin coche por una producción. Pero tres años más tarde estaría en Londres colgando focos para los mini-personajes animados de Tim Burton, -Frankeenwinnie, 2011- y tapándome la cara con una mano para que nadie viese lo 'coloraíta' que me ponía pidiendo un ND del 3 por walkie, con mi refinado acento gaditano en inglés. ¡Como si por walkie se viesen las 'carapanes' del equipo ¡vamos! En este tiempo aprendí inglés con los guardaespaldas de Johnny Deep, he jugado a la gallinita ciega con Javier Bardem, y Tom Hanks, por su parte, se ha partido la caja por verme resbalar y caer de espaldas al suelo, 'todita-entera-patrás' justo en frente de él -Cloud Atlas, 2011-.
Como ven, genios y figuras he conocido varios y he pasado años rodeada de hombres en su gran mayoría. Pero en su gran mayoría y para suerte mía, grandes hombres. Sin embargo luces no es lo que más he puesto durante este tiempo, porque hay otra cosa que también hago, y que me guste o no, la hago durante más horas seguidas y me sale mejor. Se llama "producción". Y se conjuga organizando, oficinas, auxiliares, exteriores y plató. He coordinado camiones, multas, grúas, conductores, tanques de guerra, motores, bocadillos, pinchazos, coches de lujo y actores. He cortado calles, he cortado el bacalao y he callejeado durante horas buscando dónde rodar. He gestionado permisos y permitido que me paguen mal. He ahorrado pasta, he gastado millones, he redactado contratos, he contratado aviones. He rodado con toros, he toreado cabrones. He desglosado guiones, he perdido desgloses y he contratado doscientos walkies y he hablado por tres a la vez. En italiano y en inglés. En Transportes, Localizaciones, en Inglaterra y en Madrid. En francés, en Italia, en el Líbano y París. En portugués, en la parra, en Suiza, en Casablanca, aquí en Chile y en Pekín. Lo mismo un roto que un 'descosío', lo mismo cine que teatro que un programa de televisión. Que cambio el plan de rodaje, que estoy siempre de viaje, que te conduzco, te llevo y llevo la figuración.
Perú. [París-Dakar 2013]
Figúrate. Lo que son las cosas, que la culpita de todo esto la tiene un hombre también, que cuando yo tiraba mangas y repartía corrientes, quiso que echara un cable pero en el equipo de Producción. Recuerdo que no sabía ni muy bien lo que era eso ni lo que dije al teléfono después. Pero la verdad es que no me importaba en qué departamento me clasificaran los listados de equipo más tarde: sería mi primera peli, y eso sí que era importante.
Ahora que películas he hecho varias y lo importante son otras historias, me dispongo a redactar 12 curiosidades, una por película. Y es que no ha pasado tanto tiempo pero he aprendido muchas cosas, ¡que luego he retenido pocas! Tengo que decir. Pero si hay una que tengo presente y me acompaña al set cada día es, que el cine está hecho por personas: por todas y por cada una de esas personas maravillosas que me he cruzado en las oficinas, teatros y sets de rodaje de otros y de este país. Y por los que merece la pena vivir y escribir todo este despropósito de anécdotas que a estas alturas de la película no me da vergüenza compartir.
Felicidades a todos los trabajadores del cine. Felicidades a todas esas mujeres increíblemente trabajadoras sin las que no hubiese sobrevivido, pero del verbo sobrevivir. Supermujeres que llevan la oficina a casa y en la oficina se dejan la piel, que dirigen, son actrices y que decidieron ser: maquinistas, cámara, eléctricos, y otras que lo van a ser. Vestuaristas, maquilladoras y mujeres luchadoras: Enhorabuena a todas. Pero sobre todo, mi más sincera felicitación, hoy que es nuestro día, a todos aquellos hombres de cine que consiguen hacernos sentir embajadoras, reinas y jefas, todo a la vez, con un cariño y un respeto que bien merecerían 120 minutos de créditos y agradecimiento sincero. Y yo me quito el sombrero en especial por aquellos que han hecho que hoy celebre mi día por ser trabajadora de esta industria. ¡Y que nadie se haga el loco que aquí todo el mundo sabe cuando se está hablando de uno mismo! Y que levante la mano el que piense lo contrario y que haga un comentario el que se haya estrellado como yo. ¡Y que cuente una anécdota! O dos. Y nos riamos mil cien. Que el cine sin las personas es como ver un largo de pie.
Y es que las películas se hacen ante, bajo, cabe, con, por y para las personas. Y si no, no estaríamos hablando de cine ni distribuyéndolo aquí. Porque yo de cine no sé. En el cine, soy la típica que llega con los tráilers empezados y compro tantas palomitas que no veo la pantalla bien. Mi nombre es Melina, soy andaluza y tengo, para que me conozcan, la trayectoria más entrañable y lamentable de la historia del cine mundial. No soy cinéfila, soy 'apretá'. Duermo poco, hablo mucho y yo de alfombras rojas no entiendo, ni retengo el nombre de los actores que todo el mundo conoce fetén. Y soy la típica también, que va y le pregunta a Bill Nighy: ¿Dónde está Bill Nighy?
Trabajo haciendo cine desde hace 5 años y a este cine soy la primera en llegar. ¿La película? Aquella descalabrada y trepidante aventura en la que se convierte tu vida. La increíble vida del buen y bien desaventurado Ayudante de Producción.
Feliz día de la Mujer. Lo vamos a celebrar en grande dentro de unos días. Que lo pasen ustedes bien. Y que vuelvan por aquí cuando vayan al cine o cuando vuelvan del cine, o cuando no sepan bien qué ver. Y que tengan bonita semana, en la semana que estén.
Melina Frías
Melina nace en un pueblo de Málaga en 1983 y se traslada a la capital en 1999 para estudiar Arte Dramático y Comunicación Audiovisual. Pero pronto comienza a dejarlo todo para dedicarse a cuidar a su madre y embarcarse en la mayor aventura de su vida: la contrarreloj contra el cáncer y la lucha contra el maltrato de género. Esta experiencia la convierte en mujer todo terreno para la producción de películas. Desde 2008 ha trabajado en 12 producciones y ahora en Sudamérica se atreve con la docencia y la escritura de su propio guión.
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