voz en off

25.01.2012

Aki Kaurismäki: el optimista melancólico

por Lakshmi I. Aguirre

Llegó a la 59. edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián en su caravana desde Portugal, donde vive ahora. Siempre viaja con su mujer y sus perros, que pasean por el hall del Hotel María Cristina a la vera de su ama. "No te mereces una mujer así", le dicen a Marcel Marx en su última película, El Havre. "Ni yo ni nadie, así que da igual", contesta él.

Siempre pide una botella de vino blanco, y cuando se le felicita por su cine, esos maravillosos cuentos que no siempre tienen final feliz, Aki Kaurismäki aparenta que no ha entendido, aunque sepa el suficiente español para saber exactamente lo que se le ha dicho. Por si acaso, da las gracias.

Con El Havre, el director finés, un auténtico cinéfilo y melómano, ha vuelto a conquistar a la prensa por lo que siempre lo hacen sus filmes: personajes deliciosos atrapados en un mundo decadente, ese azul y ese rojo que encuentran su lugar en el gris de la realidad europea, la palabra justa en el momento adecuado.



P. ¿Hay una evolución en su cine? El Havre es una película más optimista que las demás.

R. Siempre he sido optimista, pero lo he escondido durante diez años. Me gusta la gente pero tengo problemas con la humanidad. También hice otra película optimista: Un hombre sin pasado. Si volvía a hacer otra película optimista después de esa me mataban, así que entre medias tuve que hacer la película más triste de mi vida (Luces al atardecer). Así pude volver al optimismo. Todavía no me han matado, pero estoy temblando.

P. ¿Es más fácil ser optimista que pesimista?

R. Solo es más triste ser pesimista. Este mundo es tan terrible que ya no tengo ganas de hacer películas tristes.

P. ¿Se puede considerar El Havre una continuación de La vie de Bohème?

R. La Vie de Bohème está basada en el libro de Henri Murger Escenas de la vida de bohemia. El Havre tiene el mismo protagonista, Marcel Marx (André Wilms), porque nadie vio aquella película y elegirlo era más fácil que crear uno nuevo. ¡Por lo menos ya conozco a una persona que ha visto La Vie de Bohème!

P. El protagonista se apellida Marx. Puede ser por el humor absurdo de Groucho Marx o por la conciencia de la clase obrera de Karl Marx.

R. Eres tú la que decide.

P. Siguiendo con La vie de Bohème, ¿hay alguna conexión entre la inmigración y ese estilo de vida bohemio?

R. Eso sería analizar la película y no me gusta hacerlo: es demasiado complicado para mí. Pero tienes razón.

P. ¿Por qué Francia? ¿Por qué recuperar esas figuras del cine francés que aparecen en la película?

R. No elegí Francia: elegí Cádiz, pero es demasiado pequeño y hubiese bloqueado todo el pueblo. Mi productor dijo que no se podía rodar en Cádiz porque las calles son tan estrechas que hubiese sido un caos. También quería haberlo hecho en Marsella, pero como no conozco bien la cultura africana hubiese sido un turista. Es una pesadilla logística hacer una película en Marsella. Es una película sobre Europa. No importa que hubiera sido en Londres, en Valencia o en Hamburgo.

P. ¿Le gusta el cine francés? ¿Fue una oportunidad para poder elegir entre actores tan emblemáticos de Francia?

R. Fue difícil elegir, pero fue un placer. No fui yo el que eligió a todos los actores. Quería a una actriz que fuera francesa para el papel protagonista. Me mandaron deuvedés para que fuera eligiendo y de ahí salió el actor vietnamita de la película, que ni siquiera era actor: era un electricista que vi en uno de los deuvedés. Lo elegí porque con su sonrisa podía iluminar todo un pueblo. ¿Y la actriz principal? Al final me di cuenta de que Kati Outinen hablaba francés. Soy un artista a la merced de Dios, así que siempre tengo suerte, siempre hace buen tiempo, todo el mundo es feliz, salvo yo. Después de la película nadie sale contento.

P. Hablando de Dios: en su película hay un milagro, a pesar de que uno de los personajes dice que no cree en los milagros.

R. Hay dos milagros. Puse dos para asegurarme de que hubiera un final feliz. En la próxima habrá tres.

P. ¿Cree en los milagros?

R. Solo en Milán. Vittorio de Sica, 1951.



P. Los suyos son personajes muy poéticos en una situación muy real como es la inmigración. ¿De dónde saca a esos personajes? ¿Del cerebro o del corazón?

R. Como no tengo ni corazón ni cerebro, no sé de donde salen mis personajes. Son algo accidental. Quizá salgan del codo. Quería hacer una gran película sobre ese asunto, pero como no soy Melville, cerré los ojos, escribí y así salió todo.

P. ¿Es casual que nos viniera a la mente el final de Casablanca?

R ¿Te diste cuenta? Claro, sin duda. Pensaba que nadie se había dado cuenta (sonríe irónicamente).

P. En ese sentido, se pueden detectar varios homenajes al realismo poético francés, a la nouvelle vague, por la presencia de Jean-Pierre Léaud. ¿Hasta qué punto son conscientes estos homenajes?

R. Introduzco cosas así para torturar a mi equipo y al público. Lo he hecho así porque así lo aprendí de Godard. Nunca robo, y si lo hago, siempre lo cuento. Me preguntaba qué pasó con aquel niño de Los Cuatrocientos Golpes de François Truffaut, qué le empujó a ser informador de la policía. El niño de mi película también tiene 13 años.

P. ¿Cómo llegó al tema de la inmigración? ¿Es algo que le preocupa?

R. A veces me pongo muy serio. Solo a veces. Vi un documental sobre los sin papeles y eso me trastornó. Y pensé que alguien tenía que hacer una película sobre eso. Pensé en hacer una película sobre el paro, pero necesitaba un pueblo entero para ello. Cogí mi caravana y aparqué en El Havre. Y entonces me dije: ¡Por favor, pequeño personaje, crea un mundo aquí! Pero como siempre, no he tenido éxito. Por eso la película es una catástrofe.

P. Sus películas siempre nos han mostrado una Europa en crisis, tanto económicamente como en cuanto a valores. ¿Hasta qué punto cree que esas películas han sido premonitorias?

R. Todo está en mi versión de Hamlet (Hamlet va de negocios, 1987). No me gusta el hecho de que haya gente que no tenga trabajo, que no tenga dinero, que no pueda alimentar a sus familias. Es muy triste. Pero creo que deberíamos ir hacia atrás y en vez de querer tener un 4% más, deberíamos aprender a sonreír. Y si no estamos en equilibrio con nuestro planeta, sencillamente estamos fuera. La selvas y los océanos se están muriendo y nosotros estamos aquí, bebiendo vino. ¡Bueno, solo yo!

P. ¿Es cierto que esta película forma parte de una trilogía?

R. Llevo cincuenta años preguntándome qué es verdad y qué no. Soy tan vago, que si no me pongo trabajo para el futuro no hago nada y me paso el tiempo leyendo, durmiendo y soñando. Hice una broma sobre la trilogía y ahora me siento obligado a hacerla, porque mi equipo necesita el dinero para dar de comer a sus hijos.

P. ¿Ha encontrado las dos otras ciudades en las que rodar las películas restantes?

R. Si lo desvelo ahora igual ahora me quitan la ciudad. Hamburgo y Vigo. El título de la película de Vigo será El Barbero de Vigo. Es una historia de amor entre dos jóvenes. Voy a improvisar la historia ahora: es una familia de pescadores que llevan doscientos años pescando. Son seis hermanos, seis machos. Uno de ellos es diferente, es más sensible, tiene la pasión de ser barbero. Abre su barbería y ve a una chica todos los días a través de la ventana, pero es tan tímido que no se atreve a ponerse en contacto con la chica. No sé más, pero voy a poner un final feliz.



P. ¿El final feliz es lo que van a compartir las películas de la trilogía?

R. Cuanto más pesimista soy yo, más optimistas son mis películas. Soy un cineasta malísimo. No puedo cambiar eso.

P. ¿No tiene miedo de que le ocurra como a Woody Allen, que ha empezado a rodar por toda Europa?

R. Annie Hall fue divertida. Lo mejor es cuando saca a Marshall Mcluhan de detrás de un biombo y le da la razón en una discusión.

P. Su forma de iluminar es una característica de sus películas.

R. Yo solo me ocupo de hacer el marco. Después bloqueo la cámara y mi director de fotografía (Timo Salminen) se encarga de las luces. Como es daltónico, yo tengo que trabajar después sobre los colores. Llevamos treinta años haciéndolo así.

P. La música tiene una importancia fundamental.

R. Solo tengo los discos que puedo pagar. Tengo una cesta de madera, de esas para ir a recoger setas. Meto en ella los discos y voy al estudio. Ni yo ni los técnicos sabemos cuáles voy a elegir. Hago las mezclas y el montaje yo mismo. Es la parte más importante de las películas, porque puedes cambiar cualquier escena. Es la única parte interesante de las películas para mí, porque desafortunadamente, ya sé el resto.

P. En El Havre ha incluido el tango Cuesta abajo de Gardel.

R. Porque me encanta Carlos Gardel. En cambio, el finés Olavi Virta es el rey del tango.

P. Siempre dice que el tango nació en Finlandia.

R. Siempre soy honesto.

P. ¿Sigue viendo películas?

R. Sí, pero voy hacia atrás. Ahora estoy viendo películas de 1905. Si sigo así, voy a encontrarme con los Hermanos Lumière. Solo me quedan 10 años más de la historia del cine y 10 años más de vida, si tengo suerte.

P. ¿El cine está muerto?

R. Todavía no. Hollywood sí está muerto. Murió en el año 62. Los de después del 62 no han visto la guerra. Los nuevos directores de Hollywood casi no han visto una hamburguesa: solo McDonald's.

P. ¿Por qué el 62?

R. Mi Cadillac es de ese año. Y Raoul Walsh hizo su última película ese año. (Kaurismäki responde de memoria: la última película de Walsh es de 1964, Una trompeta lejana).

P. En Cannes compitió una película muda, The Artist. Ha mencionado que está revisitando el cine de los orígenes. ¿Cree que el cine ha perdido con el sonido?

R. Todavía no he decido quién es mejor: si Buster Keaton o Chaplin. Sí, desde el 27 se ha perdido todo. Empezaron a aparecer micrófonos enormes tras las palmeras. Antes del 27 el cine era perfecto.



P. Sus personajes en las últimas películas tienen más diálogo, no como en Nubes pasajeras o Juha, una película muda directamente.

R. No es cierto. De hecho están hablando menos, solo que hablan más alto. Me encantan los diálogos, pero cuanto más cortos mejor.

P. ¿No va a volver a hacer una película como Juha?

R. ¡Espero que no! La estética del cine mudo era mucho más interesante. Nadie ha hecho una película muda en 60 años excepto Mel Brooks (La última locura, 1976), pero ni siquiera era una película muda de verdad. En Juha, en las primeras escenas, hay algunos diálogos y hacia el final de la película desaparecen. Es señal de que iba aprendiendo durante el rodaje de la película.

P. En el festival de San Sebastián se ha presentado a concurso una película griega que enseguida se ha comentado que tiene el estilo Aki kaurismäki: la película Mundo injusto. ¿Es consciente de que crea escuela?

R. Quien haga eso mejor que se hubiera buscado a otro. Si yo tengo mi estilo es porque es el único que tengo. Si pierdes tu propio estilo, estás perdido. Eso lo aprendí del Melville. No solo en el cine, sino en tu propia vida. No soy consciente de tener un estilo propio, no me gusta ese trabajo de tomas y ángulos y visiones maravillosas. Solo tengo ojos y ritmo.

P. ¿Ha sido profesor alguna vez?

R. Como ves, no puedo serlo. No sabría dar clases. Si estoy entre dos mil personas quizá sepa contestar, pero no sé enseñar. Hace dos semanas tuve que dar una charla de tres minutos sobre la película de Chaplin Luces de la Ciudad. Lo sabía con tres meses de antemano. En el último momento llamé a la televisión para decir que no podía. No dormí en tres meses pensando en ese momento. Al final lo hice y dije: "Chaplin es muy bueno". Prefiero dejar a los demás hablar.

P. Puede que El Havre vaya a los Óscar. ¿Está interesado en los premios? (Esta entrevista se realizó antes de que anunciaran a los finalistas a Mejor Película Extranjera).

R. Me da igual. Odio los festivales competitivos: las películas no son caballos de carreras. Cuando hay concursos, todo el mundo deja de ver la película y solo piensa en ganar.

P. Pero sus películas siguen compitiendo en los concursos.

R. Eso es porque también soy productor, pero ahora he dejado al productor en la habitación del hotel. Durante los primeros 10 años de mi carrera nunca metí una película en un concurso y no volveré a hacerlo jamás. Ya he conseguido todo lo que quería: lo suficiente para comprar comida a mis perros. (Pasa un camarero). ¡Viva los camareros de los hoteles! El último trabajo honesto que tuve fue el de lavaplatos en el Grand Hotel de Estocolmo.

P. ¿Habría que arrestar a los cineastas?

R. Sí. Llevadlos ahí detrás y matadlos. Pero hacedlo con dulzura.

Aki Kaurismäki

Director de cine

Biofilmografía

'60 Seconds of Solitude in Year Zero' (2011), 'Le Havre' (2011), 'Luces al atardecer' (2006), 'Un hombre sin pasado' (2002), 'Juha' (1999), 'Nubes pasajeras' (1996), 'Total Balalaika Show' (1994), 'Leningrad Cowboys Meet Moses' (1994), 'Agárrate el pañuelo, Tatiana' (1994), 'La vida de Bohemia' (1992), 'Contraté a un asesino a sueldo' (1990), 'La chica de la fábrica de cerillas' (1990), 'Leningrad Cowboys Go America' (1989), 'Likaiset kädet' (Les mains sales) (1989), 'Ariel' (1988), 'Hamlet va de negocios' (1987), 'Sombras en el paraíso' (1986), 'Calamari Union' (1985), 'Crimen y castigo' (1983), 'Saimaa-ilmiö' (Saimaa Gesture) (1981).


Cortometrajes:
'Bico' (2004), 'Dogs Have No Hell' (2002), 'Oo aina ihminen' (1996), 'Välittäjä' (1996), 'These Boots' (1993), 'Those Were The Days' (1991), ''Through the Wire' (1987), 'Rich Little Bitch' (1987), 'L.A. Woman' (1987), 'Rocky VI' (1986).

Lakshmi I. Aguirre

Lakshmi Iglesias Aguirre (Eibar, 1984), es redactora jefe de la revista digital de cultura Tertulia Andaluza (tertuliaandaluza.com), además de formar parte de varios gabinetes de prensa.

'El hombre tranquilo', 'En un lugar solitario', 'El Apartamento', 'Los Profesionales', 'El Bazar de las Sorpresas'... la obligaron a amar el cine. Cortázar la empujó a escribir, lo que le ha llevado a ganar varios premios de relatos.

En 2009 editó el libro 'La mujer en la sombra: lo femenino en el cine fantástico y de terror' para la Semana Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Estepona, y escribió uno de los capítulos sobre 'La Mujer Pantera', de Jacques Tourneur.

Su antiguo pastor inglés, Atticus Finch -en homenaje al maravilloso personaje de Gregory Peck en 'Matar un ruiseñor'- la acompaña a todas partes y comparte con ella su pasión por el cine, es decir, la vida.

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