Así acabó el guión de Ratas el último día de rodaje. Lleno de manchas de sangre, sucio, manoseado, repleto de anotaciones y casi ilegible. Porque ha sido un fin de semana durísimo, intenso y lleno de emociones, cargado de complicidad entre veinte personas cuyo único objetivo ha sido hacerme la vida más fácil y llevar a buen puerto ese mismo guión lleno de manchas que se materializará en una comedia negrísima sobre los temas que más me interesan: las relaciones personales vistas desde una nueva perspectiva.

Ratas ha supuesto una aventura personal en la que me he reencontrado con viejos amigos y he conocido a gente con la que quiero seguir trabajando toda la vida. He cumplido también mi viejo sueño de dirigir a Macarena Gómez y a David Tortosa. Me he vuelto a unir a ese gran actor que es Juan Caballero, sin el que no concibo muchas de mis historias. Y personalmente me he puesto a prueba con un rodaje lleno de golpes físicos (literalmente, acabamos todos manchados y con más de un moratón) y sentimentales. Porque los tres protagonistas de Ratas se quieren y se odian hasta límites insospechados.

Es hora de ir desgranando poco a poco a mis Ratas. Pero recordad que este corto sólo se puede definir con una palabra: gamberrada.