De acuerdo al programa, los grandes días de concentración de cortometrajes en competición fueron el miércoles y el jueves. A partir de hoy, todo se centra mucho más en sesiones especiales y en actividades paralelas.

La penúltima sesión de cortometrajes, ayer por la noche, tuvo lugar en la fortaleza, bajo las estrellas fugaces y no fugaces que tuvimos la ocasión de disfrutar a la vez que de los cortos.

De nuevo, hubo problemas con el subtitulado de algunas obras, y por primera vez, los hubo también con el sonido. Lo peor de que pasen estas cosas es sufrir con los autores, cuando ven que sus cortometrajes no se proyectan correctamente.

Anoche, dentro de una sección muy irregular, de nuevo los cortometrajes de animación se hicieron su hueco gracias a Sleep (de Svajcarska, perdón, de Suiza), y otro corto español, Aniversario, inició el único bloque de proyecciones en 35 mm. Al finalizar los cortos, proyectaron La Havre, un largometraje de Aki Kaurismäki presentado en la pasada edición de Cannes.



Las actividades de los fineses atraen la atención de la organización, de los invitados y del público. Anoche, Seppo volvió a montar su sauna junto al auditorio. Por otro lado, Yrjänä Sauros, un finés simpatiquísimo que ofrece siempre un rato más que agradable, ha inventado un instrumento, el saurófono (en inglés, saurophone y en finés, saurofoni), y se lo ha traído a Kratkofil para mostrarlo al mundo. No digo que ese instrumento sea musical, porque decir que eso emite algo parecido a música sería echarle mucha imaginación.



Esta tarde las actividades vuelven a ser Focus on Finland, y esta noche proyectan la última sesión de cortometrajes, formada sólo por 6 de ellos, entre otros, La rubia de Pinos Puente, de Vicente Villanueva. Sobre todo esto hablaré mañana.