Con doce cortometrajes a sus espaldas, el director canario Roberto Pérez Toledo finalmente se ha lanzado al largometraje, y lo ha hecho con un particular drama de personajes plagado de humor negro: Seis puntos sobre Emma. Seis son los capítulos en los que se estructura la película y seis son los puntos con los que se puede escribir cualquier letra en braille. Porque sí: Emma es ciega, aunque su ceguera emocional sea su mayor discapacidad.

La camaleónica Verónica Echegui se pone de nuevo ante las cámaras para cambiar totalmente de registro y dar vida a una joven escéptica, oculta tras una coraza fundida en el sarcasmo y en la ironía, cuya única meta es ser madre, sin ataduras sentimentales. Sin embargo, se topará con el amor de golpe cuando acuda a un grupo de terapia conducido por Germán (Álex García).

En el centro de la circunferencia que componen los pacientes en cada una de las sesiones, van desplomándose prejuicios y tópicos, y es donde el guión de Pérez Toledo tiene la virtud de conseguir que olvidemos sus diferentes discapacidades físicas. En esto, el humor tendrá mucho que ver y el director parece tener la virtud de conocer lo higiénico de reírse de uno mismo. Una lección de vida.

Seis puntos sobre Emma es, en suma, una historia de amor intimista en la que destaca la interpretación de la actriz madrileña que poco a poco, y con paso firme, se está labrando un hueco importante en el cine patrio. Echegui ha conseguido no solo imitar, sino interiorizar la kinesia de las personas ciegas, para un papel que comparte con sus anteriores roles la fortaleza de la mujer.

Ser madre para cerrar el círculo, para conseguir que los fundidos en negro dejen de importar, para mostrar y demostrarse que, a pesar de todo, la vida sigue teniendo sentido. La ópera prima de Roberto Pérez Toledo es una canción romántica llena de versos recitados una y mil veces, pero que llega a brillar en alguna de sus rimas.