El director valenciano Pedro Pérez Rosado ya mostró su preocupación por la situación de los campamentos saharauis en 1996 con el documental Sahara: un pueblo, y en 2004 con el drama Cuentos de la guerra saharaui. En aquella última ocasión, era la mirada de un niño la que nos hablaba sobre la ocupación marroquí en el Sahara Occidental y sobre el sentimiento de desarraigo de un pueblo sumido en una guerra injusta.

En Wilaya (2011), Pérez Rosado realiza una elipsis temporal y lleva de vuelta al Sahara a una niña ya adulta (Fatimetu -Nadhira Mohamed-) que fue acogida por una familia española en su infancia. Su madre ha muerto y viaja hasta Smara, su wilaya (cada uno de los asentamientos saharauis), para visitar a sus dos hermanos: Hayat (Memona Mohamed -premio a la mejor actriz en la octava edición del festival de Abu Dhabi-), víctima de la polio con serios problemas de movilidad, y Jatri (Mohamed Moulud), quien se ha hecho cargo de la familia hasta su llegada. La visita se convertirá en un viaje interior para Fatimetu en el que tendrá que reencontrarse con sus raíces y con todos los que las comparten.

Wilaya no es una película documental: es un drama familiar y personal que tiene lugar ante el horizonte sahariano, como bien podría hacerlo ante cualquiera de los horizontes que han visto a familias enteras huir de sus propias tierras. Y esa es la virtud de la cinta de Pérez Rosado: su capacidad para llamar la atención sobre un pueblo olvidado y dejado a merced de los intereses occidentales sin forzar la mirada del espectador.



La voz y la percusión de la artista saharaui Aziza Brahim, también parte del elenco de Wilaya, marca el pulso de la película y acompaña a las dos hermanas durante su reencuentro emocional. Brahim obtuvo la Biznaga de Plata a la mejor banda sonora original en el reciente Festival de Málaga. Cine Español, al que acudió ataviada con la tradicional melfa saharaui, señal de respecto hacia todas las mujeres que conforman el núcleo familiar en los campamentos de Tinduf y que trabajan cada día por sacar adelante a sus familias.

Parece que la deuda española con el Sahara Occidental -España cedió su territorio a Marruecos en 1975 sin preocuparse en absoluto por quienes lo habitaban- comienza a ser saldada, en una ínfima parte, a través del cine. Treinta y cinco años de olvido no se sufragan a 24 fotogramas por segundo, pero películas como ésta, a la que se han sumado otras de mayor calado político como Hijos de las nubes dirigida por Álvaro Longoria y producida por Javier Bardem, contribuyen a refrescar nuestra memoria.

Wilaya es una historia eminentemente humana en la que destaca la fortaleza de la mujer saharaui. Un filme sencillo, con buenas intenciones y sin ninguna ostentación cinematográfica. Una cinta que vale lo que valen sus actrices y las brumas de arena del desierto del Sahara.