treintaycincomilimetros
15 de marzo de 2012
Marginalidad y violencia en un thriller de autor
por José Manuel Gómez
El surcoreano Na Hong-jin únicamente ha dirigido dos películas hasta la fecha enmarcadas en el thriller social, protagonizadas por seres marginales y cargadas de violencia cruda: The Chaser y The Yellow Sea.
Ku-Nam es un taxista norcoreano que malvive en la frontera entre su país, del que se ha marchado, y China, en el que no es aceptado. Enganchado al juego, abandonado por su mujer, con una hija pequeña y prácticamente en la miseria debido a que debe dinero a la mafia que le ayudó a emigrar, acepta entre la espada y la pared un trabajo que le sacará de la pobreza: matar a un desconocido en Corea del Sur. La vida de Ku-Nam se va a convertir en una pesadilla aún peor cuando las cosas no salgan como esperaba...
The Yellow Sea, a pesar de sus evidentes desequilibrios (especialmente en lo referido a escenas de acción fuera de tono con lo que la cinta pretende ser y a una duración excesiva) es un excelente thriller social con pulso, garra y clase y con una muy marcada personalidad. Ambientada en el mundo más marginal posible (el de los inmigrantes de la Corea norteña que viven en la tierra de nadie que existe entre dicho país, China y un trozo de Rusia), narra la historia de un miserable taxista que ha perdido a su mujer, que es incapaz de cuidar de su hija pequeña y que malgasta jugando por la noche el dinero que gana durante el día, además de deber una importante suma a los mafiosos que le trajeron desde su país hasta el territorio chino. Este tristísimo personaje acepta un encargo que le puede sacar de la pobreza para siempre: matar a un hombre desconocido en Corea del Sur.
A partir de este momento, el thriller de acción está servido, y, salvo los fallos arriba comentados (de los que hablaré más tarde), el filme resulta en todo momento hipnótico y genial. Na Hong-jin logra meter el miedo en el cuerpo del espectador: el miedo a morir y a matar. Excelentes, además del inicio que en pocos trazos muestra la vida horrible del protagonista, son su viaje clandestino a Corea del Sur (con esa música acompasada con el flotar de los barcos en el puerto y en alta mar), su descubrimiento de los rastros que dejó su mujer (a la que intentará recuperar en este país), su plan para ejecutar su asesinato (la tensión está medida al milímetro) y el propio asesinato (el más sucio y brutal visto en tiempo en las pantallas). Todo siguiendo un ritmo pausado y a la vez nervioso, desasosegante.
Después, el thriller termina de cerrarse y enredarse, y entran en escena varios mafiosos con varios intereses distintos, la policía por supuesto y el ser inocente que redimirá al protagonista de su destino impuesto por las circunstancias pero que no por ello deja de pesarle. La violencia, además, tiene una crudeza vista pocas veces y es "fresca" respecto a otras películas de temática negra: aquí no hay armas de fuego apenas; todo es a cuchillazos, a hachazos e incluso a golpes de huesos de vaca.
The Yellow Sea retrata además con un ojo muy crítico las vidas de los pobres habitantes de la Corea dictatorial que han de "tirar para adelante" como buenamente pueden y que no son capaces de escapar de la fatalidad y de la criminalidad. La crítica a Corea del Norte queda expuesta aunque no sea directa, pero también a Corea del Sur, retratada como un lugar tal vez mejor que su "hermana mala" pero igualmente corrupta, así como el drama de los dos pueblos coreanos (¿en realidad son dos pueblos distintos? Pocos lo creen) condenados a estar separados por unas circunstancias injustas.
Los únicos puntos flacos del segundo filme de Na Hong-jin están como he señalado antes en, primero, su excesivo metraje (le sobra media hora que no aporta demasiado y el filme habría sido más conciso y directo -se acerca a las tres horas de duración-) y, segundo, en sus escenas de acción, cuanto menos increíbles (aunque están rodadas maravillosamente) porque tanto el protagonista como el principal antagonista son casi dioses: el primero escapa corriendo y dando leches de veinte policías o más y de varios coches patrulla, y posteriormente rompe el cristal de un autobús a patadas para escapar de otros cuantos (bastante inútiles y esperpénticos, por cierto) para finalmente escapar en una persecución interminable de unos treinta mafiosos (no es coña) a los que logra arrear una buena sarta de palos antes de robar un camión; por otro lado, el antagonista no se queda atrás, y llega a matar sin armas de fuego a otra veintena de mafiosos rivales en un pis-pas.
No habría problema en esto si el filme no se presentase en sus inicios como un thriller social escrupulosamente serio y de vocación fidedigna. Y es que The Yellow Sea no es Oldboy: Oldboy, a pesar de su brutalidad y su humor negro, es un filme que no esconde su vocación claramente "lúdica"; no pretende ser un retrato fidedigno de las Coreas de nuestros días (cosa que sí que son otras películas de Park-Chan Wook, pero esta precisamente no). Pero la segunda cinta de Na Hong-jin sí que lo es, y esas persecuciones y combates casi surrealistas propios del mencionado Oldboy o de un filme de acción norteamericano, están bastante fuera de lugar y hacen resentirse al realismo sucio al que el filme aspira. Sin embargo, tampoco consiguen en mi opinión lastrar al conjunto, que compone un thriller de autor socialmente crítico, con garra, con estilo y con potencia.
Ku-Nam es un taxista norcoreano que malvive en la frontera entre su país, del que se ha marchado, y China, en el que no es aceptado. Enganchado al juego, abandonado por su mujer, con una hija pequeña y prácticamente en la miseria debido a que debe dinero a la mafia que le ayudó a emigrar, acepta entre la espada y la pared un trabajo que le sacará de la pobreza: matar a un desconocido en Corea del Sur. La vida de Ku-Nam se va a convertir en una pesadilla aún peor cuando las cosas no salgan como esperaba...
The Yellow Sea, a pesar de sus evidentes desequilibrios (especialmente en lo referido a escenas de acción fuera de tono con lo que la cinta pretende ser y a una duración excesiva) es un excelente thriller social con pulso, garra y clase y con una muy marcada personalidad. Ambientada en el mundo más marginal posible (el de los inmigrantes de la Corea norteña que viven en la tierra de nadie que existe entre dicho país, China y un trozo de Rusia), narra la historia de un miserable taxista que ha perdido a su mujer, que es incapaz de cuidar de su hija pequeña y que malgasta jugando por la noche el dinero que gana durante el día, además de deber una importante suma a los mafiosos que le trajeron desde su país hasta el territorio chino. Este tristísimo personaje acepta un encargo que le puede sacar de la pobreza para siempre: matar a un hombre desconocido en Corea del Sur.
A partir de este momento, el thriller de acción está servido, y, salvo los fallos arriba comentados (de los que hablaré más tarde), el filme resulta en todo momento hipnótico y genial. Na Hong-jin logra meter el miedo en el cuerpo del espectador: el miedo a morir y a matar. Excelentes, además del inicio que en pocos trazos muestra la vida horrible del protagonista, son su viaje clandestino a Corea del Sur (con esa música acompasada con el flotar de los barcos en el puerto y en alta mar), su descubrimiento de los rastros que dejó su mujer (a la que intentará recuperar en este país), su plan para ejecutar su asesinato (la tensión está medida al milímetro) y el propio asesinato (el más sucio y brutal visto en tiempo en las pantallas). Todo siguiendo un ritmo pausado y a la vez nervioso, desasosegante.
Después, el thriller termina de cerrarse y enredarse, y entran en escena varios mafiosos con varios intereses distintos, la policía por supuesto y el ser inocente que redimirá al protagonista de su destino impuesto por las circunstancias pero que no por ello deja de pesarle. La violencia, además, tiene una crudeza vista pocas veces y es "fresca" respecto a otras películas de temática negra: aquí no hay armas de fuego apenas; todo es a cuchillazos, a hachazos e incluso a golpes de huesos de vaca.
The Yellow Sea retrata además con un ojo muy crítico las vidas de los pobres habitantes de la Corea dictatorial que han de "tirar para adelante" como buenamente pueden y que no son capaces de escapar de la fatalidad y de la criminalidad. La crítica a Corea del Norte queda expuesta aunque no sea directa, pero también a Corea del Sur, retratada como un lugar tal vez mejor que su "hermana mala" pero igualmente corrupta, así como el drama de los dos pueblos coreanos (¿en realidad son dos pueblos distintos? Pocos lo creen) condenados a estar separados por unas circunstancias injustas.
Los únicos puntos flacos del segundo filme de Na Hong-jin están como he señalado antes en, primero, su excesivo metraje (le sobra media hora que no aporta demasiado y el filme habría sido más conciso y directo -se acerca a las tres horas de duración-) y, segundo, en sus escenas de acción, cuanto menos increíbles (aunque están rodadas maravillosamente) porque tanto el protagonista como el principal antagonista son casi dioses: el primero escapa corriendo y dando leches de veinte policías o más y de varios coches patrulla, y posteriormente rompe el cristal de un autobús a patadas para escapar de otros cuantos (bastante inútiles y esperpénticos, por cierto) para finalmente escapar en una persecución interminable de unos treinta mafiosos (no es coña) a los que logra arrear una buena sarta de palos antes de robar un camión; por otro lado, el antagonista no se queda atrás, y llega a matar sin armas de fuego a otra veintena de mafiosos rivales en un pis-pas.
No habría problema en esto si el filme no se presentase en sus inicios como un thriller social escrupulosamente serio y de vocación fidedigna. Y es que The Yellow Sea no es Oldboy: Oldboy, a pesar de su brutalidad y su humor negro, es un filme que no esconde su vocación claramente "lúdica"; no pretende ser un retrato fidedigno de las Coreas de nuestros días (cosa que sí que son otras películas de Park-Chan Wook, pero esta precisamente no). Pero la segunda cinta de Na Hong-jin sí que lo es, y esas persecuciones y combates casi surrealistas propios del mencionado Oldboy o de un filme de acción norteamericano, están bastante fuera de lugar y hacen resentirse al realismo sucio al que el filme aspira. Sin embargo, tampoco consiguen en mi opinión lastrar al conjunto, que compone un thriller de autor socialmente crítico, con garra, con estilo y con potencia.
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The yellow sea
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Título original:Hwanghae
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Dirección:Hwanghae
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Año de producción:2010
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Nacionalidad:Corea del Sur
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Duración:157
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Género:Thriller
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Fecha de estreno en España:2012-01-05
José Manuel Gómez
Málaga. 1983. Ha trabajado como periodista en Canal Sur y La Opinión de Málaga y como cooperante en la República Dominicana en el verano de 2007. Ha estudiado inglés en Irlanda y Sudáfrica y francés en Canadá. Ama el cine, la literatura y el cómic y vive para vivir.
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