El director francés François Ozon aterriza en San Sebastián con una película que probablemente no se vaya de vacío tras la gran acogida que ha tenido.

Basada en la obra teatral El chico de la última fila del español Juan Mayorga, Premio Nacional de Teatro, Dans la maison cuenta la historia de un aburrido profesor de literatura de instituto (el magnífico Fabrice Luchini), que a través de las redacciones de un enigmático alumno (Ernst Umhauer), se engancha a una historia por entregas en la que no se sabe qué es realidad y qué ficción.

En su filmografía, Ozon viene ofreciendo facetas muy diferentes. Ha pasado por los dramas intensos como Bajo la arena o El refugio (Premio especial del Jurado en San Sebastián), el estilo vodevil de 8 Mujeres, el thriller policiaco La piscina o la pura comedia de Potiche. Por algo se le llama el Almodóvar francés.

Ahora Ozon nos enseña que también es capaz de mezclar todos esos pasos que ha ido dando en su carrera en este cóctel explosivo que es la brillante Dans la maison.



El director teje una telaraña llena de ingenio, constituida por varios niveles de lectura a cada cuál más interesante. Introduce al espectador en una aparente comedia de diálogos muy divertidos para, poco a poco, ir llevándole hacia donde realmente quiere: a un retrato de la familia, del descontento vital de un hombre maduro y a una sátira de suspense, más propia de un thriller. En ella, el desconcierto (de los personajes y de los espectadores) va creciendo según avanza el metraje. Y ése es el único punto débil de la película: llega un momento en la trama en el que los personajes no saben hacia dónde van, los espectadores tampoco y da la sensación de que al autor también le costó encontrar un destino.

Drama, comedia y suspense. Estos ingredientes se mezclan en Dans la maison para mostrar que a veces la realidad y la ficción están mucho más entrelazadas de lo que se podría imaginar.