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Tres bodas de más
por Andrés Robles
Así en su debut, Spanish movie (España, 2009), se atrevió a realizar la primera spoof movie española, firmando un producto que si bien adolecía de los pecados más comunes a este tipo de filmes - el argumento entendido como mera excusa para la consecución de los chistes o la dependencia inherente al bagaje del espectador que debe haber visto las películas parodiadas para que el conjunto funcione correctamente - , superaba con creces los ejemplos yanquis más recientes - piensen en la saga Scary movie - demasiado enfocados al adolescente con pocas luces.
Igualmente satisfactorio fue el homenaje al cine de institutos que perpetró con Promoción fantasma (España, 2012) en la que mezclaba a partes iguales el trabajo de John Hughes (El club de los Cinco. EEUU, 1985) con la comedia sobrenatural ochentera, para narrar las peripecias de un quinteto de estudiantes muertos que deben superar el último curso - ríanse del pobre ministro Wert - veinte años después que el resto de sus compañeros.
Con tales precedentes quizá pudiera sorprender que para su más reciente producción Ruiz Caldera haya puesto los ojos en la, a priori más convencional y manida, comedia romántica, pero todo cuadra al poco de comenzar su visionado: Tres bodas de más, destila desde el principio golfería y gamberrismo, y tiene mucho más que ver con los hermanos Farrelly que con Sandra Bullock a la hora de contarnos la historia de Ruth (Inma Cuesta), una investigadora con un estudio entre manos que no interesa a nadie y una vida sentimental que haría llorar a cualquiera. Para colmo parece que todos sus ex novios se hayan puesto de acuerdo a la hora de casarse y, lo que es peor, todos tienen el mal gusto de invitarla a sus respectivas bodas. A partir de ello iremos asistiendo al particular descenso a los infiernos de la protagonista, que incluye bastantes meteduras de pata, borracheras colosales y algún que otro encuentro sexual de esos que a todos nos han hecho renegar y prometer dejar la bebida a la mañana siguiente.
Que Tres bodas de más ni es ni pretende ser “alta comedia” es algo que no se le escapa a nadie, pero aunque pueda resultar chocante para los más remilgados, ese es su principal acierto. Caldera no muestra reparo alguno en empuñar la brocha gorda, y es precisamente en los momentos más burros - véase el origen de la discapacidad de cierto personaje - cuando el film vuela más alto; a poco que se aleja de ese tono, todo se vuelve mucho más convencional y, desde luego, mucho menos divertido. En no pocas ocasiones desearíamos mayor mala baba y el triángulo amoroso central, por ejemplo, parece más un recurso fácil sobre el que estructurar el guión que, por otro lado, se resuelve con demasiado atropello.
Sería injusto sin embargo reducir la película a una burda copia del estilo de los citados Farrelly. Para empezar porque Ruiz Caldera demuestra tener mejor gusto que éstos en la mayoría de ocasiones, pero es que además el realizador se revela como un artesano que cada vez conoce mejor su oficio: el inteligente empleo de la música como recurso narrativo y cómico o la apostilla mediante cámara lenta que hace de un par de gags así lo demuestran. A ello debe unirse además una meritoria elección de las actrices - que no de los actores -, porque si Inma Cuesta está perfecta en su inédita vis cómica, no menos acertada es esa madre putera interpretada por Rossy de Palma para la que se echan en falta más secuencias.
Tres bodas de más es un producto que se podría calificar de “necesario”, y no porque se trate de la comedia definitiva - realmente dista mucho de serlo - , sino porque es uno de esos filmes que hacen industria, que atraen al público a las salas. Es de agradecer que de vez en cuando nazcan realizadores como Caldera, sin miedos y sobre todo sin complejos - algo de lo que nuestro cine anda por desgracia bastante sobrado -, a los que no les tiembla el pulso al mostrar su clara intención comercial, y que aspiran sólo a hacernos pasar un buen rato exento de pretensiones. El cine, mal que les pese a muchos, es principalmente divertimento, y como tal, Ruiz Caldera cumple lo que promete.
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Tres bodas de más
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Título original:Tres bodas de más
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Dirección:Tres bodas de más
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Año de producción:2013
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Nacionalidad:España
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Duración:90
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Fecha de estreno en España:2013-12-05
Andrés Robles
Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".
Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.
Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.
Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.
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