Un guardia de seguridad huye de la morgue en plena noche y es atropellado, tras lo que se descubre que del depósito de cadáveres ha desaparecido el cuerpo de Mayka Villaverde, una poderosa y recientemente fallecida millonaria. El detective Jaime Peña es enviado al lugar para hacerse cargo del caso y convoca a Álex Ulloa, el marido de la difunta, para hacerle algunas preguntas. Pronto, extrañas cosas empiezan a ocurrir y todo parece indicar que Mayka sigue viva y que está desplegando un oscuro juego... ¿Qué es lo que está pasando realmente?

La verdad es que, como muchos otros imagino (por los blogs que he leído o por las opiniones que he escuchado), esperaba de El cuerpo una suerte de thriller flojito lleno de tics televisivos descaradamente destinado a aprovechar el tirón de películas recientes de terror con Belén Rueda en el centro del cartel, como El orfanato o Los ojos de Julia. Es lo que tiene tener prejuicios contra cierto cine español.



Reconozco que los he tenido y los tengo, pero tampoco se puede negar que el cine patrio, por norma general, está demasiado lleno de patinazos artísticos, de películas reiterativas, de "gafapastadas" intelectualoides y pedantes y de grandes proyectos, que se quedan en puras "cagadas" de forma completamente inexplicable. En fin, que de la misma manera que reconozco mis prejuicios, también pienso que gratuitos no son. El caso es que con El cuerpo, el debut en la dirección de largometrajes para salas de Oriol Paulo, guionista de la mencionada Los ojos de Julia, me he llevado una agradable sorpresa porque merece, y bastante, la pena.

La película es un thriller de intriga con toques de terror de cierto corte clásico en el que hay que descubrir, una vez más, a un asesino o asesinos y en el que también hay que vislumbrar la diferencia entre lo que es sobrenatural y lo que no, si es que verdaderamente existe lo sobrenatural en la trama.



Es verdad que, por una parte, hay que reconocer que El cuerpo no muestra nada nuevo, que tiene una moraleja trilladita, que tiene sus lagunas argumentales (mínimas pero las hay), que puede resultar predecible llegado a un cierto momento del metraje (yo me olí algo por lo menos, y no fui el único) y que tiene algunos tópicos y malos "tics" del cine de terror más palomitero (en el peor sentido). Aún así, tampoco se puede negar que la cinta sabe enganchar al espectador, que sabe innovar dentro de sus posibilidades y que su ritmo está bien medido.

La ambientación tiene el toque de oscuridad justo para que no caiga todo en el abuso de lo sombrío que tan irreal queda en ciertos thrillers que pretenden tener un corte realista (como éste). Muchas de sus escenas de tensión están muy bien llevadas, tienen la crudeza y la violencia justas y necesarias y cuenta con un plantel de actores muy bueno: desde el siempre genial José Coronado, que literalmente devora la pantalla, hasta un más que sorprendente Hugo Silva y unas muy buenas Belén Rueda y Aura Garrido.

El final sorprende y además, introduce ciertos guiños y homenajes a grandes clásicos del suspense (como los de Hitchock en ese excelente plano de la escalera retorcida) que quedan muy bien. Recomendable en todos los aspectos, sí.