La secuela - que realmente no lo es - de la exitosísima cinta de Zack Snyder pretende repetir fórmula en su forma y fondo. Tratar los mismos temas de la misma manera y llevar al extremo el juego visual que nos planteó 300 multiplicando el número de cámaras lentas, congelados y efectos bullet time por trescientos. Así, la película disfruta de un magnífico 3D que no impresiona ni sorprende, porque todo suena, incluso, a antiguo.

El planteamiento narrativo de 300: El origen de un imperio, es muy acertado, pero no novedoso. Algo parecido a lo que hiciese Clint Eastwood con Cartas desde Iwo Jima y Banderas de Nuestros Padres. Solo que en el caso que nos ocupa las acciones paralelas no van enfrentadas.

La historia de Temístocles ocurre a la misma vez que la de Leónidas, tanto que una afecta a la otra de manera directa. Siendo así, hubiese sido más inteligente estrenar esta película mucho más cerca que su antecesora, porque funciona mucho mejor si tienes frescos los hechos acontecidos en el film de los espartanos.


Noam Murro, director de la película, llegó al proyecto poco después de caerse del de A Good Day to Die Hard. Bajo la tutela de Zack Snyder y Frank Miller y sin tener una referencia directa de éste, ya que el guión no está basado en ninguna de sus obras. Más allá de ligeramente en Xerxes, Murro tenía una tarea difícil y atada a muchas cláusulas. Debía realizar la secuela de una cinta de tremendo éxito ocho años después del estreno de la misma, debía estar a la altura a nivel visual, respetando el planteamiento original; debía llevar más allá este estilo y debía conseguir un éxito siendo un director primerizo con una película clasificada R -Restricción que, en Estados Unidos, dificulta el acceso a las salas de menores. Todo esto unido a gustar a los fans del comic y de las películas originales. Frikis de esos. Frikis de esos con blogs que pueden destruir la carrera de directores de cine. Esos frikis.

Personalmente pienso que la película es un absoluto fracaso en lo que a su calidad se refiere. El guión es torpe, falso, lento y ridículo en ocasiones. El deseo de repetir la constante de los discursitos provoca momentos realmente absurdos, con parlamentos que parecen sacados de Xena, la princesa guerrera o Las historias del joven Hércules.


El personaje de Artemisa es completamente ridículo. Eva Green, actriz a la que considero realmente buena a la par que un verdadero pivón, deconstruye un personaje mitológico que podría ser interesante con pinceladas sencillas, y lo convierte en una villana a la altura de la de un capitulo de los Power Rangers. Sus diálogos son absurdos y sus miradas dan vergüenza ajena.

Noam Murro lleva al límite el planteamiento visual que creó Snyder para 300. Un estilo que, en su momento, creó escuela. Provocó cambios en publicidad, videojuegos y otras películas. Su influencia se nota hasta nuestros días. Si entonces fue una apuesta arriesgada, sin lugar a dudas; hoy suena a antiguo. Por mucho que lleve este estilo al límite. La realización en 3D, cierto es, consigue llevar al espectador a sitios algo más vertiginosos, pero sólo por momentos. Quizás en las batallas navales, algo poco aprovechado en el original.


Una película como ésta se debe a lo que puede conseguir desde ese punto de vista visual. Hasta dónde pueden llevarlo. La intención era clara, pero el resultado, aunque perfectamente calculado, no cubre las expectativas. Quizás porque el público creíamos que 300 hiperbolizada iba a ser distinta; pero no. 300 hiperbolizada es esto, nos guste o no.

Cierto es que es muy apropiada la utilización de mitos universales para pervertirlos y transformarlos en algo de este tipo. En eso consiste la buena narrativa. Coger mitos, historias de siempre, y pervertirlas, cambiarlas, mentir sobre ellas y convertirlas en algo digerible para el público actual. Ay de aquel que se queje de la poca veracidad de los hechos contados, porque no sabe lo que dice. Y puestos ya en el tema, y para quien quiera informarse bien, aconsejo la lectura de un libro que habla sobre esto de manera muy divertida y amen: Las mentiras del cine bélico, de Guillermo Díaz.

300: El origen de un imperio es una película torpe, aburrida a ratos, pero que no juega en una liga menor a su antecesora, en lo que a potencia visual se refiere. Es más de lo mismo.

Si la vais a ver, que tampoco os perdéis nada si no vais, aconsejo que sea en el cine y en 3D. Si la vais a descargar, no os molestéis.

Avisados estáis.