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Aléjate de ella, tonta
por Biktor Kero
Scott se nos ha puesto melancólico y quiere volver al pasado, como si hubiese escuchado el anónimo clamor. Quiere regresar a cuando prometer era casi posible porque un riesgo tal era asumible, o era tan joven que sus impulsos atendían a la esencia intrínseca de la edad. Quiere volver a hacer cosas apasionantes ahora (considerando que esto http://www.imdb.com/title/tt1856101 además, miedo me da) que te revuelvan por dentro, que te planteen dudas y te siembre la cabeza de fantasías más allá de nuestros límites humanos. Él quiere, y nosotros aún más. Como co-padre (junto con Cameron, Spielberg, Carpenter, Lucas, Cronenberg, Kubrick, etc.) del cine de ciencia ficción moderno, todos anhelan de él que nos devuelva a esa época dorada donde la misma inquietud por lo desconocido zarandeaba los corazones de la población, incluso en la vida real. Cuando la ciencia era un símbolo de prosperidad y esperanza. Tiempos lejanos, pues hoy en día causa más furor algún deporte repetitivo que descubrimientos absolutamente trascendentales para la humanidad.
El film, Prometheus, se empeña en ser un homenaje a todos los que hemos vivido la saga desde hace ya muchos años, pero supeditado a la coyuntura los tiempos actuales. Desde una industria diferente, en sequía de ideas y con la mente puesta en hacer caja, a grandes rasgos. No como un "real" homenaje a la magia de aquella mítica cinta de culto que fue Alien: El octavo pasajero del 79, sórdida, lúgubre, desoladora y sincera que aterró a todo el mundo y, posteriormente, sufrimos/disfrutamos otros muchos. El que vaya a verla esperando lo anterior se verá sumamente decepcionado. No estamos en los ochenta y la idea no es repetir el hito. Luego están los que van al cine amando la saga (como el menda) pero mirando con los ojos de la contemporánea forma de hacer cine, sabrá escarbar lo que se esconde bajo la fachada de producto blockbuster para apreciar cantidad de detalles jugosos y enriquecedores para el disfrute de la curiosidad, aumentando un poco más el universo de Alien y dando pie a plantease preguntas y revisar los clásicos en busca de respuestas. Este público lo pasará en grande en el cine, consciente de lo que va a ver. El joven que sea nuevo en la materia y no conozca el mito descubrirá un film fascinante y misterioso que no deja resquicio donde respirar, ejecutado con la adiestrada batuta de un maestro y con, tal vez, algunas escenas metidas con calzador que no molestan al conjunto. Verá una obra extraña pero alucinante. Y esto es importante para inculcar renovados sueños e incógnitas en las nuevas generaciones en un formato que puedan disfrutar.
Lo peor es tener que hablar de lo peor, pues uno se había auto-convencido de que sería una obra maestra rescatada por su original creador, y no ha sido así. ¿Dónde ha fallado? Pues en una innumerable cantidad de lagunas de guión acompañadas de una serie de incongruencias lógicas a lo largo de la trama. Las incongruencias se las podrían haber ahorrado fácilmente, y ojalá, y las lagunas bien pueden ser trucos para mantener el misterio de venideras secuelas, creando una nueva saga que tiene su entidad propia. Eso quiero creer. Tal vez los 30 minutos de material eliminado han mutilado vilmente una estructura más sólida de lo que ha quedado para la pantalla. Eso lo dirá el tiempo. Los personajes son otra debilidad de la película, el empeño de hoy en día de meter personajes de objetivos ambiguos y superficiales, en vez de crear personajes auténticos que se chupen en pantalla todo el tiempo que necesiten para hacerlos funcionar y que te los creas, no quedarse en escuetos diálogos relativamente trascendentales. Incluso la protagonista, Noomi Rapace, que muy lejos de tener la templanza, profundidad y carisma de la joven Sigourney Weaver, y que está más que razonablemente bien a nivel de interpretación, por desgracia es metida en toscas secuencias que la hacen deambular por ahí sin saber muy bien como salir del atolladero.
Por desgracia no será una película de culto. No se cumplió la promesa, pese a que todo apuntaba a ello. En tiempos como los de hoy, intentar hacer una peli de culto en potencia es un suicidio. Triste realidad, ya no se arriesga nadie. ¿Acaso alguien esperaba que una película como Prometheus, una vez visto el despliegue de marketing y la influencia mediática, fuera a ser una obra intimista, personal, provocadora y fuera de su época? Era obvio que iba a ser una película de entretenimiento que, si te abstraes de las licencias que se han tomado los creadores, aporta muchas dudas y preguntas para jugar a confabular nuevas hipótesis. Puede ser un buen comienzo de una nueva historia, así que es pronto para juzgarla. Aceptemos que Alien: El octavo pasajero, Blade Runner, 2001, La cosa, Atmósfera cero, Encuentros en la tercera fase, Dune, La mosca y sus congéneres, como tal, ya no volverán. Y de volver, hoy en día no funcionarían porque el valor reside en su contexto, igual que las películas de ahora podrán ser vistas de otro modo en el futuro. Es lo mejor del cine, que nunca muere y existe para dar que hablar y que divagar. Por otro lado, basta hacer un seguimiento de la saga para ver que cada título ha tenido consecutivamente peor fama que el anterior en su momento de estreno, pero juntas conforman un genial conglomerado de estilos y visiones distintas de la misma idea que es apasionante. Y todas, sí todas, tienen licencias de guión, tienen acción gratuita, tienen gente que muere tontamente, ciencia inocente, tienen naves, sangre, túneles, seres desconocidos, tiros y pechos de los que salen bichos raros. Así que, que nadie se sorprenda.
La maestría de Scott hace que la película sea una absoluta delicia dirigida con la meticulosidad de un cirujano plástico, la belleza de un pintor y el misticismo de un mago. El continente puede ser una vasija mal pulida que parece imperfecta, pero el contenido es un líquido negro, viscoso, rebosante de vida y muerte que no se llega a comprender del todo porque el ser humano no es consciente de que las verdades de la vida son mucho más complicadas de lo que nuestros pequeños cerebros son capaces de asumir.
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Prometheus
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Título original:Prometheus
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Dirección:Prometheus
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Año de producción:2012
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Nacionalidad:USA
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Duración:125
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Género:Acción
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Fecha de estreno en España:2012-08-03
Biktor Kero
Biktor Kero lleva vinculado al mundo cinematográfico desde los 20 años, cuando comenzó a estudiar en la escuela de cine Séptima Ars, en Madrid. Allí dirigió su primer cortometraje en 16mm Y sin embargo (2002).
En Londres vivió durante otros 3 años, donde tuvo la oportunidad de estudiar en la London Film Academy y participó en diferentes proyectos de cortometrajes y videoclips como director, ayudante de dirección y montador. Además, dirigió su segundo cortometraje A beat of Reality (2005).
Volvió a su tierra natal, Málaga, en 2006 para continuar realizando cortometrajes como El reencuentro de Alicia (2008) y Un pequeño detalle (2011) y videoclips para agrupaciones como Santos de Goma, Gastmans o The Wheel & The Hammond. Durante los sucesivos años ha trabajado en diferentes productoras audiovisuales como Euromedia Productions, Cedecom e Infodel Media y ha creado su propio estudio de post-producción: Emotioner.net
Actualmente trabaja en como jefe del departamento audiovisual de la marca Ozone Gaming y se encuentra en proceso de promoción de su nuevo cortometraje Paraiso Beach (2014), un cortometraje pos-apocalíptico sobre dos exploradores en un futuro sin esperanza (en distribución actualmente a través de Jóvenes Realizadores) y por el que recientemente ha ganado el premio a Mejor Director en la sección Cortometraje Málaga del 17 Festival de Málaga. Cine Español.
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