Después de haber visto El gran Gatsby y haber leído sus críticas, no creo que pueda destripar el trabajo de uno de los directores que revolucionaron el panorama de cine de los noventa. Por eso he creído necesario recordar uno de sus títulos más sublimes y olvidados por algunos.

¡Quién se podría imaginar que los cuentos de La cenicienta, David y Goliat o El patito feo podrían combinarse al ritmo de los famosos concursos de bailes de salón! Strictly Ballroom, primera película de Baz Luhrmann y la que le lanzó dentro de la industria cinematográfica lo hace a ritmo de pasodoble. El titulo fue traducido a español como El amor está en el aire, pero sobre traducciones de títulos ya hablaré en otro artículo.

Estrenada en 1992, esta ópera prima nos descubre el universo de Baz en el que nos sumergiremos más adelante con éxitos como Romeo y Julieta o Moulin Rouge.

Strictly Ballroom es una película llena de personajes estridentes, exagerados, rozando la sobreactuación, y cuenta con los colores brillantes y la purpurina que tanto definen su estilo y el de su mujer: la directora artística Catherine Martin. La banda sonora, como ya hemos visto en toda su filmografía, juega un papel fundamental -incluso él mismo escribió la letras del tema Rumba de burros-.


Cargada de clichés y estereotipos, donde ni siquiera España se salva, bebe directamente de su experiencia como antiguo alumno e hijo de Bárbara Cannes, profesora de bailes de salón. Su trabajo mas personal, así lo define él mismo, está basado en la obra de teatro que él como actor, escritor y director y un grupo de talentosos actores del National Institute of Dramatic Art de Sydney presentaron como proyecto de fin de carrera y que será reestrenada con la mayoría del equipo original en Australia a principios del 2014.

Desde el primer plano vemos al personaje de Scott intentando buscar su propio estilo de baile saltándose las reglas de las competiciones oficiales, ofreciendo en la pantalla el mito clásico del triunfo sobre la opresión. Como guinda final, su padre le recuerda que "vivir con miedo es como vivir a medias" y eso es lo que este director ha demostrado en todas sus películas, mejores o peores para algunos, en las que siempre se ha lanzado a la pista de rodaje con su propio estilo de baile.

Una comedia romántica de bajo presupuesto apta para todos los públicos que te hará reír y gritar de euforia como lo hace la audiencia en su última escena. En definitiva, altamente recomendable y, aunque no os lo creáis, os hará querer bailar.